Veinte alternativas colaborativas que podrían arruinar a los bancos


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Veinte alternativas colaborativas que podrían arruinar a los bancos

Iñaki Berazaluce
Cada día me despierto deseando que internet no exista”. 
La frase se atribuye a un tendero pero se la podría apropiar cualquier banquero tradicional, a tenor del ejército de rivales que están socavando el negocio financiero y que, mucho nos tememos, convertirá a los grandes bancos en los trilobites del siglo XXI. 
Nadie -salvo, quizá, los atracadores- los va a echar de menos.
“Estimamos que la banca puede perder 11.000 millones de sus beneficios [de 150.000 millones] en los próximos cinco años”. Quien pronostica esto no es precisamente un antisistema sino la mismísima Goldman Sachs. Tampoco es sospechoso de bolcheviquismo Bill Gates, para quien “necesitamos servicios bancarios, pero no bancos”.
Lo cual no significa que los bancos vayan a desaparecer de la noche a la mañana: “En estos momentos y centrados en España veo complicado lo de vivir absolutamente aislado de los bancos. Está claro que necesitaremos servicios bancarios (transferencias, inversiones, crédito, ahorro, etc.) pero esos servicios no tienen porqué venir de un banco al estilo tradicional”, me explica por correo electrónico, fundador de Consumo Colaborativo y “garganta profunda” en la elaboración de este artículo.
Como ya sucedió con la industria musical, la cinematográfica, la editorial y mediática, internet está dinamitando las bases del negocio bancario, aunque el proceso será mucho más lento porque no es lo mismo dejar de comprar el periódico o escuchar música en la radio online que “cortar” con tu banco de siempre. 
En el futuro usaremos algo más parecido a una “mezcla de dinero tradicional, criptomonedas digitales globales, monedas alternativas locales y puntos de las líneas aéreas o el súper (que en el fondo son dinero también). En este escenario será cuando los servicios bancarios prestados por entidades no tradicionales florezcan de verdad”, señala Cañigueral.
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Préstamos entre particulares
Así están las cosas: El tipo de interés del BCE está en mínimos históricos, cerca del 0%. Sin embargo, la banca española estrangula aplica a los créditos al consumo un tipo superior al 10%, el doble de la media europea. ¿Conclusión? Alguien se está forrando.
Y así están cambiando: En toda economía hay ahorradores y gente dispuesta a endeudarse. En los tiempos analógicos los bancos se encargaban de intermediar entre unos y otros, pero crecientemente internet está usurpando este rol gracias al llamado “crowdlending”. Plataformas como ComunitaeArboribusTopBanco oGrow.ly permiten que tus ahorros financien proyectos de otros particulares o empresas y, además, puedas conseguir un retorno de alrededor del 7%, según elhistórico de Comunitae.
Más información en Universo Crowdfunding.
NOTA: Ojo con los préstamos en internet, donde conviven iniciativas de moralidad intachable con usureros de nuevo cuño.
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Crowdfunding
Así están las cosas: El crowdfunding es, con diferencia, el servicio financiero de particular a particular más conocido. Su equivalente en la banca convencional sería un crédito a empresa. Precisamente, las empresas se quejan de que la banca prácticamente haya cerrado el grifo del crédito en España, dejando en agua de borrajas en el mejor de los casos y en un mercadeo inmoral, en el peor, la bajada de tipos del BCE.
Y así están cambiando: Buscar financiación en KickStarterGoteo o Lánzanos está al orden del día para cineastas, escritores, viajeros, inventores y, en general, cualquier emprendedor que confíe más en el olfato de la multitud (crowd) que en el criterio del director de sucursal de turno. 
En 2025 el mercado de crowdfunding alcanzará los 90.000 millones de dólares, casi el doble que la industria actual de capital-riesgo, según un estudio del Banco Mundial. 
En España, el crowdfunding supone más de la mitad (35 millones de euros) del total que movió la economía colaborativa (62 millones) en 2014, una cifra aún anémica (1,3 euros por cabeza) comparada con las cifras que maneja el sector financiero.
Más información en Crowdacy.
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Depósitos y cuentas corrientes
Así están las cosas: Los españoles tenemos guardados en el banco 740.000 millones de euros, a razón de 46.000 euros por familia (con las distorsiones propias de las medias aritméticas).
Y así están cambiando: En 2013 había 9.200 millones de dólares depositados en PayPal, el ya veterano medio de pago online. Con los tipos de interés en mínimos históricos muchos ahorradores buscan alternativas seguras de mayor rentabilidad en plataformas como Zopa, que ofrece un 5% frente al escaso 1% que brinda (con suerte) una cuenta corriente tradicional.
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Ahorro y crédito en grupo
Así están las cosas: La dependencia del español para con su banco no es extrapolable en buena parte del mundo. Por ejemplo, en México es más común ahorrar con las llamadas “tandas”, grupos de amigos que ingresan un “fondo común” al que recurren los miembros del colectivo cuando lo necesitan, que mediante los bancos.
Y así están cambiando: El ejemplo de México sirvió de inspiración al chileno Felipe Parragué para fundar Tutanda.com, según cuenta Consumo Colaborativo. La plataforma, que funciona en España EEUU y América Latina, se basa en la aportación periódica de un monto semanal de dinero, “el cual será repartido entre los participantes según la periodicidad que se haya asignado. 
Con esto, cada participante recibirá el fondo en algún momento, convirtiéndose en un crédito para los que reciben primero y un ahorro para los que la adquieren al final”. Una filosofía similar rige los designios de Puddle, plataforma de ahorro inspirada en los llamados “bankomunales” de Guatemala y Venezuela.
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Medios de pago
Así están las cosas: “Internet está cambiando nuestra relación con el dinero del mismo modo en que alteró profundamente las industrias de la música y la prensa escrita”, se puede leer en un informe de Kantox sobre las “fintech”, las empresas financieras tecnológicas. El dinero es una ficción incorpórea, una ilusión compartida, así que ¿para qué necesitamos billetes (y bancos para guardarlos)?
Y así están cambiando: Uno de cada tres “milenials” (nacidos entre ) cree que en el plazo de cinco años no necesitarán un banco en absoluto. La criptomoneda BitCoin es cada día una alternativa más sólida para guardar los ahorros y realizar pagos… aun a riesgo de su altísima e imprevisible volatilidad. 
Por otra parte, la moneda virtual se ha convertido en una herramienta para esquivar las restricciones monetarias impuestas por el gobierno argentino. 
78 establecimientos del Gran Buenos Aires aceptan pagos en BitCoin.
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Transfencias de dinero al extranjero
Así están las cosas: El año pasado los inmigrantes enviaron a sus hogares casi 400.000 millones de euros, tres veces más del gasto mundial en ayuda al desarrollo. De esta cifra se “pierden” por el camino en torno a 36.000 millones, el 8% que, de media, cobran los intermediarios por el envío, aunque entre ciertos países a veces pueden llegar hasta un escandaloso 29%; el salario de un día de cada tres trabajados se lo apropia el intermediario. Hasta que llegó internet para reducir estas gravosas comisiones…
Y así están cambiando: Servicios como TransferWise reducen a una décima parte la “mordida” de gigantes como Western Union: un 0,5% del dinero enviado y utilizando el tipo de cambio oficial: “Nada de rascacielos, nada de trajes”, explica lapágina web en clara alusión a sus boyantes competidores. Otras opciones sonWeSwap y los tradicionales giros postales, aunque estos salen más caros,
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Seguros
Así están las cosas: En 2014 se suscribieron pólizas por valor de 55.000 millones de euros en España. Esto supone, unos 1.300 euros por cabeza, una cifra nada desdeñable si tenemos en cuenta que muchos de estos seguros son obligatorios: el del coche, el de la casa mientras dura la hipoteca, el de accidentes…
Y así están cambiando: Con el provocativo y simbólico nombre de Guevara acaba de arrancar en el Reino Unido la primera plataforma aseguradora que funciona como un club de usuarios: cuanto mejor conduzca el grupo, menores serán las reclamaciones y, en consecuencia las cuotas, explica el fundador, Kim Miller, que ha logrado aunar 100.000 libras esterlinas en la primera tanda de financiación.
Con información de Value WalkThe GuardianRankiaBanco 

Un proyecto artístico incendiario: quemar los 20 mayores bancos del mundo

POR IÑAKI BERAZALUCE
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eumáticos incendiados, columnas de humo saliendo de las ventanas del edificio del Banco Barclays en Madrid, furgonetas volando por la deflagración de un potente explosivo en la plaza de Colón… 

No son las imágenes de un atentado, sino las fotos subversivas del artista Manuel Rufo, un proyecto que nació como ajuste de cuentas y se fraguó con un objetivo: quemar y destruir (simbólicamente, se entiende) algunas sedes de los 20 mayores bancos del mundo.
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(Banco Santander)
Todo empezó en 2009, cuando Rufo fue a pedir un crédito a su banco habitual, un «vía crucis» que el artista ha recorrido asiduamente en los últimos 30 años: 
«Necesitaba financiación para un proyecto artístico y el banco me pedía intereses desmesurados, unas condiciones abusivas y unas garantías absurdas. Salí con un cabreo monumental y me cuestioné que ahí había material de trabajo. En aquel momento empezaba a sentirse la crisis y la indignación contra la casta dominante era generalizada».
A partir de entonces, Rufo se dedicó a buscar fotos o hacerlas directamente de las sedes de los mayores bancos del mundo: «No quería que fuera local –explica-; el sistema es igual de injusto en todo el mundo: desahucios, embargos, ayudas públicas injustificables a la banca». 
Mediante un fino trabajo de Photoshop, Rufo convirtió aquellos pulcros edificios en escenarios de catástrofes, con reminiscencias de El coloso en llamas al 11-S, pasando por la guerra de Siria. Había nacido la serie Justicia Digital, que puede visitarse –y comprarse a partir de 24€, por un empeño personal del artista en hacer la obra accesible a todo el mundo- en VirtualGallery.
«De momento he “destruido” doce de los veinte bancos que me propuse. Ahora mismo no sé si continuaré con la serie», explica el artista, que se define como «apropicionista».
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(HSBC)
¿Son tus fotomontajes una incitación a la violencia? «En absoluto. Se trata de una conversación visual, una metáfora en contra del sistema. Yo no quiero quemar a ningún banquero ni a ningún trabajador del banco. Las fotos alteradas de las sedes pretenden entroncar con una tradición crítica del fotomontaje que, por ejemplo, luchó contra el fascismo en Europa».
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(Barclays)
Tal vez por azar o porque la rabia contra los bancos se palpa en el aire, la obra de Rufo coincidió en el tiempo con la de Alexander Schaefer, un artista norteamericano que saltó a la fama por sus cuadros de oficinas bancarias en llamas. En todas partes queman habas. Schaefer ha sido arrestado varias veces por pintar sus óleos flamígeros en la calle, algo que, de momento, no le ha sucedido a Rufo:
«Me da igual que me investiguen por lo que quieran, no tengo nada que ocultar. Mi trabajo surge como una manifestación de mi derecho a la libre expresión y creo que esto no supone ningún delito, o al menos eso espero, de hecho estas obras ya han estado expuestas en diferentes galerías y de momento, no ha surgido ningún contratiempo de carácter policial».
En un acto de fe a prueba bombas, Rufo se presentó con su colección incendiaria a solicitar una beca de la Fundación Botín, cuya emblemática sede enSantander Valladolid arde en uno de los fotomontajes. No hubo suerte.
Página web de Manuel Rufo. Galería de la serie Justicia Digital enVirtualGallery.
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(BNP Paribas)
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(Bank of America)
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(Chase Bank)
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(Citibank)
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